1. Mejora el vocabulario. De acuerdo con una reciente
revisión publicada en la revista Nature Reviews Neuroscience por Nina Kraus, de
la Universidad Northwester (EE UU), durante el entrenamiento musical para tocar
un instrumento se establecen conexiones neuronales que mejoran también otros
aspectos de la comunicación humana. De ahí que los niños con formación musical
tengan un mejor vocabulario y capacidad de lectura. También explica por qué los
músicos son capaces de escuchar mejor una conversación cuando hay ruido de
fondo que el común de los mortales.
2. ¿Música de fondo? Tanto si reproducimos una canción de
Lady Gaga como si optamos por un disco de música clásica, escuchar música
mientras desarrollamos una tarea cognitiva -como estudiar o redactar un
informe- reduce el rendimiento, según un artículo publicado hace poco en Applied
Cognitive Psychology. Lo mejor en estos casos, dicen sus autores, es el
silencio.
3. Ritmo para hacer deporte. Científicos de la Universidad
de Brunel demostraron en 2008 que escuchar cierto tipo de música,
fundamentalmente de los géneros rock y pop, podemos aumentar nuestra
resistencia al ejercicio físico intenso hasta un 15%. El estudio fue publicado
en la revista Journal of Sport & Exercise Psychology.
4. La música, por la izquierda. Según un estudio realizado
hace unos años en las universidades de California y Arizona (EE UU) y publicado
en Science, el oído derecho recoge mejor los sonidos del habla, mientras que el
izquierdo, responde mejor a la música. "Incluso al nacer, el oído está
estructurado para distinguir entre los diferentes tipos de sonidos y enviarlo
al lugar correcto en el cerebro", concluía una de las autoras del estudio,
Barbara Cone-Wesson.
5. Música y alcohol. La música alta en los bares incita a
beber más alcohol en menos tiempo, según una investigación francesa difundida
en 2008 por la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research.
Además, cuanto más alto es el volumen de la música más rápido se consume la
bebida.
6. Buena para la circulación. Científicos del Centro Médico
de la Universidad de Maryland han demostrado que escuchar música puede
beneficiar al sistema cardiovascular tanto como hacer ejercicio o tomar ciertos
medicamentos. Concretamente, analizando la respuesta de los vasos sanguíneos
con ultrasonidos mientras escuchamos música, Michael Miller y sus colegas comprobaron
que el diámetro de los vasos, medido en la parte alta del brazo, aumenta un 26%
con nuestra música favorita. En contraste, la música que calificamos como
estresante hace que los vasos se contraigan un 6%. Los experimentos mostraron
también que escuchando canciones que invitan a reír los vasos sanguíneos se
dilatan un 19%, mientras que la música relajante produce una expansión del 11%.
7. Con los ojos cerrados. Estudiando los cerebros de 15
sujetos con ayuda de resonancia magnética funcional, Yulia Lerner, de la
Universidad de Tel Aviv, demostró el año pasado que cerrar los ojos aumenta el
efecto emocional que nos produce la músca. Concretamente la doctora Lerner
utilizó música de miedo del estilo de la empleada por Alfred Hitchcock en sus
películas.Y comprobó así que la actividad de la amígdala, una zona del cerebro
vinculada a la sensación de miedo, aumentaba mucho más con los ojos cerrados
que si se mantenían abiertos.
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